PORTAL DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL, DEL EMPRENDIMIENTO SOCIAL Y DE LA ECONOMÍA DEL BIEN COMÚN
La Economía del Bien Común
La Economía del Bien Común reivindica una economía basada en el comportamiento cooperativo, solidario, ecológico, democrático, fundamentado en la dignidad de las personas. Estos cinco valores son la articulación de de un concepto recogido en la gran mayoría de las constituciones occidentales: la economía debe servir el bien común.
Frente al mercado capitalista basado en el egoísmo y la competitividad, Felber propone un mercado en el que existan incentivos para la cooperación y el bien común, como motor del progreso de la sociedad, pues gracias a ellos todos ganan.
Si el nuevo objetivo de las empresas es el bien común, debemos dotarnos de instrumentos que midan de alguna manera esa contribución al bienestar de la sociedad. Por ello propone el balance del bien común, que es una herramienta que cuantifica como la actividad de una empresa, en su relación con los grupos de personas afectadas por las actividades desarrolladas por la organización: proveedores, financiadores, empleados/propietarios, clientes/usuarios/ productos/servicios/co-empresas, ámbito social: región, soberanía, generaciones futuras, y medio ambiente mundial, promueve los cinco valores de la dignidad humana, solidaridad, sostenibilidad ecológica, justicia social y, participación democrática y transparencia.
El aporte de una empresa al bien común se visibilizaría con un etiquetado, mediante el cual los consumidores obtendrían una información completa sobre el producto/servicio que van a adquirir. Asimismo el balance del bien común es la herramienta de constatación que empleará el sector público para la aplicación de los incentivos a las empresas “productivas del bien común”, en concreto se proponen las siguientes ventajas: reducciones en impuestos, menores Intereses de préstamos y créditos, mejor puntuación en licitaciones públicas y cooperación con entidades investigadoras.
La EBC propone un marco legislativo vinculante que premie a las empresas que fomenten el bien común, tal como se recoge en las constituciones, puesto que la sociedad se está beneficiando directamente de este comportamiento. De esta forma, los incentivos de las empresas y los de la sociedad siguen los mismos parámetros y no entran en conflicto, así la generación de bien común también genera bien personal, que se concreta en la sostenibilidad financiera de la empresa.
De forma complementaria se detiene en la propuesta de una banca democrática y la reforma del sistema monetario. También señala la necesidad de limitar la propiedad privada, en aras de otros derechos superiores como son el de la libertad, la igualdad, la dignidad y la sostenibilidad.
En el ámbito político reclama una mayor democracia directa, para que el pueblo soberano sea el que decida, siendo este la fuente legitimadora de cualquier reforma. En el ámbito social, defiende la concienciación hacia un cambio de sistema mediante la educación, así como un plan de acción basado en la sociedad civil organizada, desde el ámbito local, que denomina campos de energía, asociados en diferentes esferas territoriales, hasta llegar a la internacional.